04/11 Debut, por Alejandro Güerri


El tamaño es lo de menos por Alejandro Güerri
(www.esdebut.com, 25.04.11)

Igual que con un cuadro, uno puede pasar mil veces por la puerta de un lugar, pero hasta que no se detiene a mirarlo, no lo ve. Por ejemplo, en la mano par de Uriarte, a pocos metros del cruce con Gorriti, hay un cartel con una M muy flaca y bastante puntiaguda, que parece flotar encima de tres olas. Es el logo de la Galería Mar Dulce, sintético y despojado como el mundo que habita detrás de esa vidriera con el vidrio roto y cuadros pequeños de cara a la calle.

Adentro, Mar Dulce es sereno. Un ambiente blanco, cálido y funcional, en cuyas paredes y repisas se ofrecen a la vista pinturas, dibujos, ilustraciones, grabados, objetos y libros de artistas. Pero atención: salvo excepciones, casi ninguna obra supera los 50×50 cm. Linda Neilson, quien comanda la galería junto a Ral Veroni, explica los porqués de trabajar con formatos pequeños en el próximo párrafo.

“Por un lado” dice Linda, “es más fácil transportar una obra chica para los turistas que compran arte; también es una forma de brindar precios más accesibles para los jóvenes coleccionistas de acá; y para el que quiere poner algo de arte en su casa, una obra chiquita te permite más juego, no va a definir tu living como un cuadro enorme”. Por último, agrega un detalle referido a la percepción: “podés mirar las obras pequeñas a otra distancia y eso te hace descubrir algo nuevo cada vez”.

Desde que abrió sus puertas, en abril de 2010, Mar Dulce organiza en simultáneo una muestra individual y una colectiva, que duran entre seis y ocho semanas. “Como el espacio es chiquito y hay gente que puede venir una sola vez, nos pareció mejor que se pueda ver la obra de varios artistas”, cuenta Linda. En las paredes de la galería, conviven argentinos y uruguayos, clásicos y contemporáneos, pero sobre todo un ars combinatoria que se sustenta en la belleza compositiva y en la expresión máxima de lo mínimo.

Leopoldo Torres Agüero, Tulio de Sagástizabal, Pablo Mattioli, Ana María Moncalvo, Diego Bianki, Ral Veroni, Isol, Lola Goldstein y Raoul Veroni, son algunos de los nombres y apellidos que hacen al encanto y a la diversidad visual de la galería. “Ponemos juntas las obras de artistas de distintas épocas, porque somos una casa y en su casa uno mezcla todo”, dice Linda. Igual que con un cuadro, una vez que uno mira Mar Dulce en detalle, siente deseos de volver a verlo y abandonarse en el vaivén de sus imágenes.

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