Tiempo Argentino, Revista 7 Días, por Mariana Merlo

ARTE PARA TODOS
Revista 7 Días del Diario Tiempo Argentino, domingo 8 de abril de 2012
Por Mariana Merlo


Un nuevo circuito de galerías atrae a nuevos coleccionistas con poco presupuesto. Dónde conseguir obras por 400 pesos y qué tener en cuenta a la hora de comprar

Hay una relación muy compleja entre valor y precio, entre gusto y teoría. Las fronteras están muy desdibujadas. Hay artistas que piensan que tienen que poner la obra muy cara porque de esa manera le dan valor". La reflexión de Ral Veroni sintetiza de manera muy concreta el espíritu que, probablemente, motivó el nacimiento de muchas de las galerías de arte que hoy existen fuera del circuito clásico. En estas nuevas galerías no se venden cuadros de 20 mil dólares. No por un prejuicio hacia quienes son sus creadores, ni a las obras en sí, sino porque su ánimo es el de brindarles un espacio a nuevos artistas y a obras de arte a precios accesibles. Crearon una especie de arte para todos. Ral Veroni y Linda Neilson son dueños de Galería Mar Dulce, una galería que se encuentra en el corazón de Palermo –Uriarte 1490- en un espacio que les ofrecieron unos amigos cuando en 2009 cerró la galería en la que ella trabajaba y se sentaron a pensar qué podían hacer por su cuenta. El actual local solía ser una casa, y la parte del living les terminó resultando ideal para su emprendimiento, con ventanales que dan luz y chimenea incluida. "Creo que la gente que entra y ve las obras que están colgadas, puede imaginárselas también en su propia casa", explica Ral. Ellos venden obras de pequeño y mediano formato, de precios accesibles –a partir de 100 dólares– y "obras de grandes maestros, de gente cotizada en el mercado internacional de quienes, en muchas galerías grandes, se ocupan de sus obras grandes y no de las pequeñas". Inevitablemente, según explica el galerista y artista, los costos de infraestructura de los grandes espacios los obligan a vender obras de montos elevados para poder sostenerse. "Nosotros no nos fijamos tanto en la trayectoria o el currículum del artista, o si expuso antes y en dónde; si nos gusta lo que hace, lo aceptamos".

Esa misma línea de pensamiento es la que siguen las chicas de Central de Proyectos. Mindy Lahitte es una de las dueñas de este espacio ubicado en el Patio del Liceo, en la avenida Santa Fe 2729. Un gran portón rojo indica la entrada al mundo del arte terrenal. Son muchos los espacios que funcionan en el Patio; se pueden encontrar pinturas, esculturas, fotografías, accesorios, libros, discos. Allí conviven las perlas escondidas y lo emergente. Central de Proyectos nació en noviembre de 2009 de la mano de Mindy, María Lightowler y Mariela Rossi. "Hay un manto de prejuicio sobre el tema de tener obras de arte, como si fueran algo inalcanzable. Incluso, yo lo tenía antes de empezar a trabajar en una galería –confiesa Mindy–. Yo era consumidora de arte a nivel museísticos o institucionales. Pero cuando pisé una galería entré en un universo absolutamente atrapante, y empecé a sentir la necesidad de transmitir esa experiencia de tanta pasión, tanta alegría, a mis pares". En carne propia se dio cuenta de que se podía tener obras de arte en su casa, que podía destinar determinado dinero a comprar cuadros como otros compran discos o libros, o una entrada de 1.300 pesos en la primera fila para Roger Waters. "Lo primero que uno tiene que pensar es que es un universo cultural parecido al de los demás, a la literatura, a la danza. Sería ingenuo de mi parte negar cierta apropiación de clase histórica con respecto al arte. Pero una vez que uno se acerca…" (suspira). En la galería en la que trabaja hay objetos de arte que van de los 50 pesos a los 2 mil dólares, y además de exhibir trabajos de diversos artistas, dictan talleres. "Nosotras tenemos una misión claramente educadora. Cuando cae alguien que viene a mirar y ver qué encuentra, desde nuestro lado tenemos que detectar qué busca. Yo respeto mucho ese tiempo que existe que tiene que ser de encuentro solitario con la obra. Sobre todo para aquel que viene por primera vez. Necesitás que haya un aclimatación. Le podés contar algo del artista, su historia, su edad, cuáles son sus preocupaciones", explica. "Cuando viene alguien inexperto te das cuenta porque viene con ideas un tanto decorativas de lo que es el arte. Como algo que hay que tener, como un bien de consumo. Y si bien una de las aristas del arte es haberse transformado en un bien de consumo, el tema es cómo ellos abordan el resto del universo alrededor de esa pieza. Creo que lo principal es abordarlo directamente y ver qué te pasa frente a eso, enfrentarse de manera amable, sin temores. Al principio es simplemente experimental; lo demás: la formación, el adquirir nuevas herramientas, viene después. Es como cuando conocés a alguien. No te enamorás de sólo mirarlo, tenés que hablar, tienen que pasar cosas. Con el arte es lo mismo. Y eso se logra con estos espacios que funcionan como medios de comunicación".

Luciana Massarino, dueña de Studio 488, lo llama "educar al comprador". "Es difícil educar a un comprador nuevo. La compra se da por algo muy espontáneo, no por un valor en sí de la obra sino por un valor más estético en cuanto a decoración. Entonces es bastante difícil porque uno quiere instruirlo, comentarle sobre el artista, que se relacione con su obra, y con lo que uno se encuentra a veces es con el ‘me gusta, envolvémelo que me lo llevo’. Nosotros tratamos de mostrarles el portfolio del artista, lo ideal es que te dejen el mail, que te cuenten qué tipo de foto les gusta, que vos les mandes el currículum del autor, en dónde estuvo, la gestión que tiene dentro del circuito, por qué tiene determinado valor". Actualmente su galería está también dentro del Patio del Liceo pero durante casi dos años tuvo un local a la calle en San Telmo. "Es muy diferente el público que tuve y tengo. En el local a la calle te encontrás al desprevenido que no conoce de arte, le gusta una obra, entra a averiguar y se copa con la idea de poder tenerla en su casa. Acá hay muchos compradores que vienen directamente al Patio porque sabe que hay un arte emergente". En Studio 488 Luciana comercializa únicamente trabajos fotográficos. Piezas de artistas reconocidos y de jóvenes promesas que van desde los 800 pesos hasta los 2 mil dólares.

La idea que tuvieron Mariano López Seoane y Cecilia Glik, directores del Estudio Miau Miau–Bulnes 2705–, fue la de "abrir un lugar en el cual poder explorar ciertas tendencias del arte contemporáneo". Hace 3 años abrieron sus puertas cuando, según Mariano, "nos dimos cuenta de que había muchos espacios que dejaban a estos artistas fuera de contexto, entonces empezamos a pensar cómo armar un lugar que fuera un poco más relajado, en el que se pudiera probar, experimentar, ensayar, algo que por ahí en galerías con reglas más estrictas es más difícil". Su oferta es variada, siempre enfocada en el arte joven pero con una idea amplia del término, más focalizados en un arte fresco, con cierta irreverencia. "Por ahí tenemos artistas que trabajan hace mucho tiempo, pero que nos interesa porque tienen una mirada particular, y también gente que recién empieza y nos gusta porque tiene una mirada fresca. Hay cosas que pueden tener un valor importante y otras que no tanto. Tenemos obras muy baratas para lo que es el mercado. Podés encontrar algunas de 150 dólares, que para quien no está interiorizado puede parecer mucho dinero, pero es menos que una campera de cuero", analiza Mariano. Su metodología para lidiar con los nuevos compradores es la misma que la de sus colegas. Primero, escucha lo que la persona tiene para decir, y luego busca el hilo conductor para ver por dónde puede llevarlo. "El que no sabe tiene una relación inocente que tiene su encanto también. Viene el que le gusta algo porque tiene flores, o porque le gusta el color, entonces ahí quizás le mostrás otras obras que van por el mismo estilo, intentás explicarle si es un óleo, un acrílico, las técnicas, le explicás las cosas básicas de lo que va a comprar". Y, fundamentalmente, todos trabajan para llegar al mismo puerto: desarraigar la idea de que el arte, para ser arte, debe ser caro.