Introducción al libro Teatrillo europeo de entidades (en preparación):

Hicimos del dinero una extensión del destino,
como la corriente que fluye sin sentido
a favor de unos y en contra de otros.


Dibujo bastante. Dibujos muy pequeños generalmente a lápiz. Los hago sobre los euros. La idea es un poco más de lo mismo en relación a trabajos anteriores, pero a mi favor puedo decir que intervenir billetes en circulación requiere un mayor grado de sutileza tanto para realizarlos como para gastarlos. Los billetes de 5 y de 10 son más sencillos de pasar y puedo darme el lujo de extenderme en las proporciones del dibujo. El desafío está con los de 20 y mucho más con los de 50 (hasta ahora se hace difícil ponerle las manos encima a uno de 100): los dependientes le ponen mas atención a los billetes más caros en la eventualidad de que sean falsos.

Tengo unas cuantas líneas de conversación preparadas para el momento de pagar y si el dibujo pasa desapercibido me retiro de la tienda con el ligero placer de liberar mis obras a caballo de la circulación. La intención es que este teatrillo itinerante pueda viajar por varios países antes de que lo anulen en alguna casa de la moneda de la comarca europea.

Los dibujos -o las ideas para completarlos- los realizo durante la madrugada mientras trabajo como conserje de noche en un hostal de Valencia. Leo, escribo, dibujo. Ocupo el tiempo mientras me pagan para mantenerme despierto. Una especie de insomne profesional. Durante las nueve de la noche y las tres de la mañana recibo a los turistas, a los septuagenarios locales con prostitutas latinas, a la policía obsesionada por los huéspedes del país vasco y a la numerosa familia dueña del hostal. Luego de las tres todo se calma y puedo ocuparme nuevamente del material para este libro.
En el teatro aparecen alternadamente catorce personajes, algunos reconocibles por lo que su nombre representa -tales como La Nada, el Absurdo, el Destino, el Tiempo- y otros que, por la arbitrariedad de su nombre, debería aclarar que simbolizan realmente.

A La Nada, por razones obvias, la represento poco. Cuando lo hago recurro al diseño del cero que aparece en los billetes de 10 y de 20. El Absurdo es un signo de interrogación, a veces en forma de hoz.

El Destino es una rueda y el Tiempo lleva un antifáz de ladrón; el martillo es el atributo con el cual marca su ritmo.

Hueso es un eufemismo para nombrar -o no nombrar- a la muerte. Olvido es la entidad en forma de embudo, Alpedín representa los esfuerzos vanos, lo inútil. Tereso es el símbolo de todo lo que el mundo consume y desecha.

Dolor es un clavo, a veces, muy pocas, un cáctus o una muela. La Llamita es la existencia, la más de las veces aparece como una flama y otras como un simple humano. La Injusticia es una balanza rota y la Flor, la belleza. El Miedo es un cubito de hielo.

Los personajes aparecen en escenas de encuentro o de conflicto. La relación entre ellos fluctúa, hacen o deshacen sus alianzas mientras alternan poder y complicidad. A medida que pasan las noches, y los billetes, se van formando las secuencias de un relato. Trabajo con fragmentos sin orden, la adición de nuevos dibujos van llenando y a la vez extienden los vacíos de una historia. Por el momento el resumen que saco de ellos es el siguiente:

La Nada dió nacimiento al Absurdo. A la vez el Absurdo se dividió en Tiempo y en Destino como dos tributarios que no pueden separarse de su fuente aun cuando lo deseen. El Absurdo tuvo también cuatro retoños con La Nada: Al pedín, el Tereso, el Olvido y el Hueso. Los cuatro quieren volver con su madre pero como esta no existe deben orbitar alrededor del Absurdo, como si intentasen entrar por donde salieron. Entre los gases de Al pedín y la médula del Hueso, entre la materia del Tereso y los caprichos del Destino, se formó La Llamita del carácter, la que se quema consigo misma. Su sola presencia, provocó la aparición del Dolor, la Injusticia y el Miedo. La Llamita, el más sensible entre todos los personajes tuvo que buscar a la Flor (una proyección de su luz) para que le sirva de consuelo.

En algunas escenas aparecen en el paisaje los volcanes del No, una manifestación de La Nada en la superficie del Absurdo.

La acción transcurre en Europa. Solo brevemente, entre julio y parte agosto, en las dos orillas del Río de la Plata.

Ral Veroni
2008